martes, 29 de septiembre de 2009
¡Por fin los resultados!
Primer premio: compartido
"La reina de Juan B. Justo", de Homero Gabriel Molina
A mí no me gustan los putos. Así me dijo. Y a mí no me gustan las viejas chotas. Así le contesté, porque qué se cree. Una película la vida de ella, creéme. Como mil hijos, como mil años. Y las cosas que me dijeron que le pasaron, no te cuento. Algunas que no se las cree nadie, porque a mí no me va a venir con que una parienta se le fue al cielo mientras colgaba las sábanas. Eso me lo dijo para darse corte, porque tiene unos aires de emperatriz… A las otras chicas del geriátrico les cuenta todo, les muestra recuerdos que guarda en una caja, incluyendo unos calzones viejos, rarísimos, como de lona de bolsa. A mí, me ignora olímpicamente. Creo que lo de la parienta fue lo único que me dijo: parecía
Primer premio: compartido
"Recuerdos de luna de miel", de Human to human
I
Salió del baño, lavó sus manos, su dedo; acomodó el nudo de la corbata, morigeró una onda rebelde caída en la frente, se acercó al espejo y miró sus dientes. Fuera del sanitario, esperó, atareado en mil pequeñas aventuras burocráticas, a que la hora de retirarse del establecimiento educativo marcara el fin del día.
Sin perder tiempo, se dirigió a su casa; como con la precisión rotunda de su dedo, manipuló eficazmente la llave y la introdujo sin vacilar en la cerradura. Abrir, cerrar la puerta, quitarse el saco, aflojar el nudo, agitarse, entrar sin golpear al cuarto, llegar hasta la silla de ruedas. Los ojos ya nebulosos lo adivinaron y, para no perder tiempo y evitar dolor, abrieron con desmesura la boca: el señor Biassuto sacó la dentadura, la apretó con baba y rabia entre sus dientes: já, ¿te guzta, abuelita, cómo me queda?
Segundo premio
"Una china para un impotente", de Giacomo Capelletini
El desagradabilísimo Jefe de preceptores del Colegio Nacional Carlos Biasutto, transformado en patético jubilado, se hizo amigo en Facebook de Cacho Fracassi. Lo dejaron perplejo sus habilidades para seducir mujeres haciendo uso de la mayor vulgaridad. Analizando su muro y perfil, Biasutto intentó obtener los tips que le permitieran seducir a la joven y bella Otoko, empleada del supermercado chino que estaba a de la vuelta de su casa. La joven, de tanto vivir en Argentina, tenía una confusión con lo oriental que la hacía sentirse desdichada japonesa de novela de Kawabata; este orientalismo travestido generaba grandes ensoñaciones en el viejo Biasutto, que ante las repetidas negativas de Otoko de tomar un café con él, decidió contactarse con Fracassi y obtener una estrategia que le permitiera la seducción de la oriental a cambio de una remuneración económica.
Tercer premio
"Pequeño aporte para un manual de ética amorosa posmoderna", de Tames Leénuo
“…Aquí, donde me toca el nombre
del amor desesperado
el sitio de la pregunta irrespondida
la raíz erradicada
el trasplante total de la existencia…”
Jorge Lemoine y Boshardt
Escribo esto desde la derrota. Quiero que se entienda así porque la ironía y el cinismo pueden hacerles creer que fui el ganador en un juego en el que, no lo puedo ignorar, fui el perdedor. Y lo escribo, como decían los antiguos, para lección de los que vendrán después. El tema es el amor, o más bien, la ética amorosa posmoderna. Quizás estas reflexiones desemboquen en un seminario que podría corresponder a un Master en picaresca aplicada que deberíamos promover.
Mención especial
"La dama del sombrero azul", de Madame Bovary
Gregor bajó al desayunador del Hotel Boulogne. Eligió la mesa de la ventana de formas barrocas, único vestigio de un pasado glorioso en esa posta económica para pasajeros de paso. Desplegó el muestrario de telas. Contabilizó los pedidos. Desde allí, veía el puerto desbordado de actividad. Una mueca de fastidio cruzó su mirada, perdiéndose en una barca del muelle. Dos pescadores rieron lascivos al paso de una prostituta que los saludó con familiaridad. “Estoy harto de estos viajes –pensó Gregor-. Cada vez más exigencia y menos sueldo. Si no fuera por las deudas de mis padres…”
Mención especial
"Odisea", de Flor C.
Canta ¡Oh Musa! esta historia apasionada:
Penélope, hace años que de Ulises no sabe nada.
Pero un día aventurado llega una carta
- “¡Noticias de mi querido!” – piensa exaltada.
Al abrirla dice triste a su bella ama:
- “Son puros simbolitos, no veo ni una palabra”-
- “Es griego, señora, la lengua que se habla” –
- “¡Esa maldita materia! Nunca llegué a aprobarla”-
- “No se preocupe, señora, yo puedo descifrarla”-
El ama comienza a leer, Penélope a escucharla:
"Etchenike,Sherezade y el Sultán", de Reina peluca
Allí estaba el investigador privado Julio Argentino Etchenike sentado en su típica mesa del típico cafetín de Buenos Aires. El vaso durax de ginebra en la mesa de madera gastada, en un ambiente con olor a soledad y alcohol de más de 40 grados. Esperaba, siempre esperaba. Pero esta vez era diferente. Estaba esperando a un soplón, que había conocido en sus tiempos de policía. El buche le dijo que tenía información para darle que lo iba a sacar de la mala. El caso del año, según sus palabras.
"Encuentro", de Betsi
de recuerdos y olvidos”
CESARE PAVESE
Su largo peregrinar la lleva a Gualeguaychú. Decide ir a Fray Bentos. Aquella balsa la deja en tierra Oriental. Allí vive, con su madre, un tal Ireneo, “compadrito con ciertas incurables limitaciones”. Tiene trece años, es conocido por sus rarezas: intuye la hora como un reloj y no se da con nadie.
"Moebius numero cinco", Laura Elmtrees
En salones llenos de humo, en vagones de tonos sepia como éste, nos apiñamos y nos vemos obligados a pasar las horas de sueño, cuando no está muy claro si dormimos o esa gente que está del Otro Lado duerme. A veces es una habitación de luces bajas, llena de mesitas enanas y canapés de pana corinto raídos por el tiempo y la humedad. Anna Karenina entrecierra los ojos y reclina la cabeza sobre el hombro de Emma Bovary. Ya no se cansa preguntando cómo terminará la noche. En la penumbra, algunas parejas bailan una música de czarda que se desmaya en tango, para pasar las horas inciertas antes del alba. De vez en cuando entra o sale alguien, los rostros pálidos se vuelven un instante, pero no esperan.
"El encuentro", de Blablablá
Si había una mujer que pudiera comprender el designio de la existencia de Juan, ésa era Úrsula. Y hacia ella se dirigía Juan sin saberlo, escapando del miedo y de la soledad.
"Quizás las ranas", la kilmes
La primitiva estirpe de los moros.
Esa era la clave de su cabello negro y unos ojos de volcanes abiertos, atrapantes. De su boca una lava ardiente de palabras y de su cuerpo una seda morena, desafiando reja y muerte.
En un pueblo minúsculo como ese, la llegada misteriosa de una entidad de mujer así y llamarse (si lo supieran Sherezade); era demasiado para no ser temida por foránea; fantaseada por pitonisa, peligrosa y arrasadora. Sus congéneres evitaban saludarla. Darían los años raídos de sumisión, rutina y desencanto a cambio de un día con su aura y su frenada. Era “la perra”.
"Próxima entrega", Orlando
Se decidió hacerse pasar por Paul Auster: otra vez, como el llamado equivocado, la historia prometía. Y así fue como Quinn descubrió, luego de algunas investigaciones, el verdadero origen del señor Biasutto, el anciano vecino latino que se había convertido en el victimario de su próxima novela.
"Asuntos inmemoriales", María Josefa
Un herrero amigo le recomendó que se llegara hasta la casa de un tal Ireneo Funes “el memorioso”, en Fray Bentos. Él seguramente podía suministrarle algún dato sobre su padre.
Juan Preciado golpeó la puerta del vetusto rancho y una mujer lo hizo pasar. Observaba fascinado la humilde vivienda a medida que la atravesaba. Era el fiel retrato de la descripción del cuento borgeano que había leído en su adolescencia: el patio embaldosado, el corredor, la parra, el cuarto del mencionado en penumbras…
"El inmortal", Juan de los Palotes
“…También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?...” J.L.B
Diario Crónicas-Litoral sur
Fray Bentos, República Oriental del Uruguay,
Octubre 28 de 1987
"Je garde ton parfum dans ma mémoire, par si mes yeux, dans un demain des aveugles, ils ne te reconnaîtraient pas”
"Dos soledades, un mismo destino", de Arena
Después de la muerte de Don Quijote, Sancho Panza, desolado y nostálgico, quien a pesar de ser consciente de la “locura” del caballero, siente la ausencia de las aventuras que colmaban su vida.
Parte en viaje hacia tierras lejanas y desconocidas en su burro, –sabe que el camino será largo debido a la lentitud del animal -llega al Desierto Pampeano- no sabe cómo, parece imposible hacerlo en su viejo asno-.